Atrás quedaron, las luchas de ideales y planteamientos de solución, a los problemas sociales, aquellos filósofos y pensadores del bien, parecen haberse extraviado en el tiempo, hoy nos enfrentamos a un nuevo fenómeno social, en las modalidades seudodemocráticas, de selección de gobernantes comunitarios, en donde parece prevalecer, la prebenda e intereses personalísimos, selección suscitada a través de participación ciudadana, que, parece inclinar el voto más, por un plato de lentejas o un fajo de billetes, que, por ideas coherentes, con tal de encumbrar tal o cual grupo político o personalidad, desdoblez del votante, no importando ya, el grado de instrucción del individuo o su posicionamiento social, dependiendo, más bien del mal necesario: don dinero, con el que, puede comprarse las conciencias, de aquel ente, que ha decidido claudicar de lo moral y buenas costumbres, con tal de, ser uno más del grupo dominante, es decir, partido o movimiento político que aplica esta inusual y delictiva practica electoral, pero avalado por nuestro paupérrimo sistema electoral.
En este intrincado, aparecen, los ciudadanos que se prestan, para constituirse en los llamados “votos golondrinos”, los que, sin miramientos deciden designar autoridades, ajenas a la voluntad de muchos pueblos oprimidos, por gobernantes corruptos, bajo la protección, de un sistema electoral que, favorece más a esta nueva lacra, que al propio pueblo, que termina siendo burlado, en su intento de alcanzar justicia, a través de sus aspiraciones legítimamente democráticas.
Los “votos golondrinos”, hacen mucho daño a los pueblos más alejados de nuestra región, dentro de las cuales, destacan las comunidades indígenas, asimismo, ciertos políticos, aprovechan con el abuso de “regalitos preelectorales”, los que son considerados, parte de la práctica democrática, comprando subliminalmente la conciencia del elector, iniciándose una contienda electoral, predominantemente llena de obsequios materiales y de falsas promesas de obras espectaculares, pero, vacías en propuestas coherentes de gobierno, contienda, que llevan mejor parte, los compradores de conciencias y la peor los expositores de propuestas coherentes.
Cualquiera, que mejore los “obsequios”, frente a la de sus competidores, tendrán sin duda, a favor una buena parte, de la conciencia ciudadana, este sistema imperante, contradice radicalmente la democracia, como, en países más desarrollados, hoy en día, esta fiesta debería llamarse “el mercado de conciencias” de personas, sumidas en la pobreza moral y económica.
No nos debe extrañar, cuando también existe la participación activa de profesionales de la comunicación, ejemplos más palpables, los promotores cómplices, de este mercado de conciencias ciudadanas, que condena al descenso del humano a los niveles más bajos de su propia humanidad.
* Miembro del Instituto Para Programas de Desarrollo Social Alternativo y de la etnia Iquito.
** http://amazoniaperuana-iprodesa.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario